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El dolor mismo es el amor.
rey morgan

Pero para que entendáis de dónde todo error nacido es el placer de acusar y alabar el dolor, abriré todo, y explicaré aquellas cosas que fueron dichas por aquel inventor de la verdad y, por así decirlo, el arquitecto de la vida bendita. Porque nadie rechaza, aborrece o rehuye el placer, porque es el placer mismo, sino porque los grandes dolores resultan de aquellos que no saben seguir el placer por la razón; pero tiempos de este tipo no ocurren para que busque algún gran placer por el trabajo y el dolor. Porque, en el más mínimo grado, ¿quién de nosotros emprende un ejercicio físico laborioso, excepto para obtener alguna ventaja de él? Quien, sin embargo, con razón condena al que quiere estar en ese placer, que ninguna molestia obtiene, o al que evita el dolor de él,

Pero, por otra parte, acusamos y juzgamos muy dignos de justo odio a los que, calmados por la adulación de los placeres presentes, y corrompidos, no prevén qué penas y qué trabajos recibirán, cegados por el deseo; Y la distinción entre estas cosas es fácil y fácil. Porque en el tiempo libre, cuando la elección de elegir está libre de nosotros, y cuando nada nos impide poder hacer lo que es más agradable, todos los placeres deben ser asumidos y todos los dolores evitados. Pero en ciertos tiempos sucederá con frecuencia, ya sea por los oficios requeridos o por las necesidades de la vida, que tanto los placeres deban ser repudiados como las molestias no aceptadas. En consecuencia, la elección de aquellas cosas está limitada aquí por el sabio, de modo que, o rechazando sus placeres, obtenga otros mayores, o soportando dolores dolorosos, los rechace.